


Miedo. Inseguridad. Dudas. Temor. Sensaciones extrañas, pero comunes, en situaciones como ésta. Lo mágico comienza al poner un pie sobre la pista. El mundo se detiene. Los pensamientos ya no vuelan como antes. Ambas mentes se fusionan, olvidándolo todo. Y cuando hablo de todo, es TODO. Sus largos pasos comienzan a estirarse cada vez más. La sangre corre por sus venas con la fuerza de mil cascadas. La adrenalina fluye con furor, extendiéndose por su cuerpo. Ella lo acaricia suavemente, dándole ánimos. Y él, cae profundamente bajo su encanto. Esos dedos temblorosos, que lo rozan tiernamente, se convierten en un impulso para él, quién ensancha a más no poder sus ollares, permitiendo que sus enormes pulmones se regocijen con la fresca brisa. Sus grandes ojos azabaches brillan como nunca y sus crines bailan al compás de su andar. De pronto se detienen. Sus orejas bien atentas y extendidas. La cabeza en alto. La cola que aún se bambolea. Un sonido lejano los acontece como quien no quiere la cosa. Es hora de empezar. Los vivos colores y adornos florales llaman levemente la atención de ambos. Ya no están en casa pero, así y todo, esa porción del planeta se torna su hogar. Un leve movimiento de su pierna indica que ya es tiempo de emprender el viaje y, sin dudarlo, él comienza a avanzar. Dos corazones conectados. Dos seres que confían plenamente uno en el otro. Una pasión en común. Los obstáculos, que antes parecían grandes muros imposibles de alcanzar, son sobrevolados de una manera admirable. El cambio es asombroso.
Comienza la etapa final, pero ninguno enseña muestras de debilidad. Todo lo contrario. Ella le brinda un último aliento y él entrega al máximo su corazón con el objetivo de dar el salto final. Y no solo es el último. Es el mejor. La muchedumbre explota en alegría y una oleada de palmas se extiende sobre las tribunas expectantes. Esos rostros pintados, a ambos lados de la pista, ya no constituyen una imagen para ellos. Ahora, han cobrado vida.
Las riendas se toman un descanso, permitiendo que él relaje su cabeza. Ella lo acaricia con una gran sonrisa desplegada en su rostro, mientras observa el espectáculo que los rodea..Sin dejar a un lado la elegancia, abandonan la pista más que satisfechos. Esos grandiosos minutos que estuvieron dentro, fueron el resultado de semanas de intenso trabajo y dedicación. Al fin, la recompensa ha llegado. Otro sueño vuelto realidad. Otra experiencia maravillosa. Luchamos por la próxima ?