viernes, 7 de mayo de 2010

A veces la vida te salpica de llanto,
te quita el aliento, te enreda en tormentos.
A veces la vida te aspira los sueños,
somete tus fuerzas, te pierde en senderos.
A veces la vida te brinda una pausa,
te presta los brillos para encender el alma.
A veces la vida te sopla las penas,
las deja perdidas, y espera.
A veces la vida te muestra el camino.
te enciende los faros delineando el destino.
A veces la vida no distingue el afecto
y se vuelvo osco, errante, imperfecto.
Asi es la vida; contradictoria , irónica, desafiante,
impensable, predecible, agobiante.
Así es la vida, rastreadora de emociones,
se alimenta del alma; se disfraza con razones.



Resiste con el corazón,


con el alma,


con tus ojos,


con tus manos,


con todo tu cuerpo,


resiste con los pies


en la tierra y


los ojos en el cielo,


resiste,


Re-sis-te.



Desde chiquita aprendí a destacarme en lo que hago, y como mi pasión son los caballos me convertí en la amazona de hoy.
Si quiero algo lo consig
o y siempre se lo que quiero, lo se apenas lo veo. Cuando quiero algo puedo saltar cualquier obstáculo, como con mis caballos. Será por eso que puedo sobrevivir en este nuevo mundo, porque después de lo que pasó ya no soy esa nena que era antes.
Pero tengo mis virtudes, que no son pocas, y un gran defecto, nunca se cuándo hay que actuar y cuando hay que esperar.
Yo sé muy bien el dónde y el cómo, a donde ir y como sortear los obstáculos. S
olo me falta aprender el cuándo, cuando actuar y cuando esperar.
Si fallamos en el momento de actuar, si actuamos
demasiado tarde, las consecuencias pueden ser irreparables. Si actuamos demasiado pronto también puede ser irreparable. Se trata de entender que todo tiene su tiempo.
Actuar o esperar, dos caras de una misma moneda. Con cualquiera de las dos podemos ganar pero también podemos perder.
Una corazonada, una señal, siempre buscamos algo que nos diga cuándo act
uar. Pero no nos damos cuenta de que esperar también es actuar, entonces la impaciencia nos lleva a actuar a destiempo, a equivocarnos.
Y si se trata de actuar nada mejor que sorprender.
Somos esclavos de nuestras impaciencias, de nuestras tentaciones, de nuestra culpa.

Siempre se trata de lo mismo,

de cuando esperar, de cuando actuar,

es como preparase , saber que ponerse,

que no ponerse, que decir y que no decir,

cuando hacer el gesto apropiado,

cuando mantener el silencio,

cuando ocultarse y cuando mostrarse.
Yo no sé esperar cuando me encuentro

con un obstáculo.

Soy de salto y hago eso,

salto obstáculos.